domingo, 17 de noviembre de 2013

SEGUNDA OPERACIÓN DE COLUMNA




La música sonaba mientras yo contaba de 10 hacia atrás, 10, 9, 8, 7, 6, y ya no pude contar más.
Aquejado de un grave problema de columna iban a operarme, realmente no tenía miedo aunque si un poco de respeto ante la incertidumbre de lo que pudiese ocurrir.
La operación era complicada, según mi cirujano podía tardar horas en salir.
cuando llevaba contado hasta 6 un sopor se apodero de mí y todo comenzó a dar vueltas hasta quedar totalmente dormido, no se el tiempo que paso, cuando sentí que comenzaba a despertarme, la música sonaba fuerte, era música clásica, también podía escuchar a los médicos hablando entre ellos, recuerdo que alguien dijo pásame las tijeras cuando el anestesista dijo.- un momento, algo está pasando, se está despertando, de pronto silencio solo el pitido de los aparatos y el resonar del material metálico chocando entre sí, daba la sensación de que estaba en un comedor con un montón de gente haciendo chocar las cucharas unas con otras pero nadie hablaba, solo el anestesista, está bajando la tensión, tengo que despertarlo  el cirujano dijo ponle un poco más de anestesia, no puedo dijo el anestesista estamos a dosis toxicas, no lo soportara, el cirujano dijo si lo despertamos ahora no soportara el dolor a ver ponle más morfina dijo la cantidad pero no lo recuerdo, nada no funciona, hay que despertarlo, eso o su vida, venga rápido unamos esto, Dios santo ¿que está pasando? dije yo dentro de mí, sentí que tenía algo en la garganta, quería hablar, decirles que estaba despierto y podía sentir todo y el dolor era insoportable pero no podía, quise moverme, no soportaba el dolor de espalda pero era imposible, quise avisarles pero tampoco podía, de pronto como si viajase por un túnel a mi alrededor unas luces intensas de todo tipo de colores, viajaba por aquel túnel a una velocidad de vértigo, creí marearme, en ese momento pensé Dios me muero cuando de pronto una fuerte sacudida hizo que mi cuerpo diese un salto sobre la mesa del quirófano, no sabía que era aquello pero no pintaba bien, entonces si sentí miedo, pensé en mi familia en ¿Qué sería de ellos si muero? ¿Cómo saldrán adelante? de pronto sentí como si alguien hubiese encendido un foco con una potente luz delante mismo de mis ojos, era una luz cegadora que se acercaba a mi o no sé si yo a ella, de pronto un fuerte trueno, abrí mas los ojos  tratando de ver lo que estaba pasando, oh Dios me dije, pero si soy yo, me estaba viendo allí tumbado de espaldas en aquella estrecha camilla, tenía un tubo metido en la garganta y los brazos abiertos de par en par, enchufado a todo tipo de cables y artilugios, pero lo que más me aterro fue ver la enorme brecha que tenía abierta en la espalda, un montón de médicos iban de acá para allá, unas enfermeras metían gasas en la herida mientras dos fortachones me daban la vuelta a medias, digo a medias porque tan solo me levantaron lo suficiente como para meter unas grandes pegatinas, una sobre mi corazón y la otra a un lado bajo el brazo, después me dejaron cuidadosamente, no sé realmente lo que paso, vi que mi cuerpo daba un gran salto sobre la camilla y yo pensé ahora regresare pero no, en vez de eso cada vez me sentía más liviano y lejos, Dios ¿qué me está pasando? me preguntaba, ¿algo salió mal? ¿me estoy muriendo? de pronto escuche una voz que me resultaba conocida, trate de fijarme de donde venía pero no vi nada, los médicos se afanaban en meter compresas o gasas en la herida y sacaban otras, al momento de nuevo se apartaron y otra descarga hacia que mi cuerpo saltase como una marioneta rota, yo seguía sin sentir nada, pensé debo de estar muerto, de pronto de nuevo aquella voz a mi lado, ¡no! no estás muerto, vas a volver, me gire pero allí no había nadie al menos que yo pudiese ver solo una sombra, esta vez me dijo todavía no es tu hora, quien iba a imaginar que no sería la última vez que vería esta sombra incluso ya no en sombra si no la persona real, pero esto ya lo conté en otra historia y lo volveré a contar más adelante porque hubieron más veces, de repente sentí un empujón, como si  tuviese una cuerda atada a mi cintura y tirase de mi fuertemente, aquello si dolió, abrí los ojos y no sé como pero estaba de nuevo dentro de mi cuerpo, no puedo explicar que fue lo que sentí, era un dolor insoportable mezclado con una sensación de entumecimiento, como si hubiese metido los dedos en un enchufe y lo digo porque es una sensación que conozco, de pequeño en casa teníamos una radio de las antiguas, era enorme y un día dejo de funcionar, me di cuenta que el enchufe estaba roto en pedazos y habían dos pequeños hierros así que los agarre cada uno con una mano y los metí en el enchufe sin protección, jamás olvidare aquel empujón y lo que dolió, estuve un par de días sin sentir los dedos y con un chichón en la cabeza del golpe que me di al caer para atrás y darme en el canto de la chimenea, ya no he vuelto a tocar un enchufe y si lo hago es con el interruptor del fusible bajado y aun así me da la sensación de que me va a dar la corriente.
Bueno sigo con lo de aquel día, al sentir que de nuevo había vuelto a mi cuerpo el dolor se hizo insoportable, los médicos no paraban de acá para allá, recuerdo al cirujano decir vamos a terminar con esta vertebra, pero doctor y las demás pregunto otro médico, las otras las vamos a dejar así, no nos arriesgamos más, así que cosieron y me dieron la vuelta, yo sentía todo pero no podía hablar, el tubo en la boca y la anestesia me tenían paralizado, recuerdo que me salieron las lágrimas por tanto dolor y una enfermera me las secaba y se la notaba emocionada, me dijo tranquilo sé que lo estás pasando mal pero ya acabamos veras que en un momento te sentirás mejor, respira profundamente dijo, al hacerlo tiro del tubo que tenía en la garganta y Dios que alivio, quise hablar y no pude, me trataron con un cariño increíble, no sé qué me dieron pero pase al menos tres días atontado casi sin poder despertar, al pasar esos tres días me subieron a planta, cuando vi a mi familia allí, me puse a llorar como un niño ¿Cómo decirles todo lo que había pasado y hacerles sufrir más? me calle y deje pasar aquello, pero cuando vino el médico y nos dijo que no habían podido solucionar mi problema y me desaconsejaban otra operación el mundo se me vino encima ¿Cómo voy a vivir así? con tanto dolor y sin poder hacer nada, ¿si al menos pudiese trabajar? el medico dijo no Vicente no te aconsejo ningún tipo de esfuerzo ni incluso el más leve y otra operación tu cuerpo no la resistiría, así que tendrás que aprender a convivir con el dolor y si algún medico te dice algún día de operarte piénsalo bien yo no te voy a operar nos diste un susto tremendo y es que con la cantidad de morfina que tomas tu cuerpo se a acostumbrado y la anestesia no te hace efecto al menos no el que debería, si tú quieres podemos probar de ponerte una bomba de morfina y así comprobar si a dosis más bajas podemos controlar tu dolor pero eso lo hablaremos más adelante, eso si ve haciéndote el ánimo de que has de convivir con el dolor, aquellas palabras fueron como una jarra de agua fría sobre mí, esta fue mi segunda operación, ha habido 16 y de estas 16 ha habido varias en donde he llegado a tener experiencias cercanas a la muerte, pero esto lo iré contando en otras ocasiones siempre si Dios me lo permite.

No hay comentarios:

Publicar un comentario