Hoy, por primera
vez después de solo Dios sabe cuánto tiempo he abierto los ojos,
he podido sentir de
nuevo que la vida sigue fluyendo, que aún me queda sangre en las venas,
al fin despierto de
este profundo sueño.
Mis recuerdos son
vagos, solo recuerdo que mis ojos se cerraron cuando era trasportado por un
largo pasillo, vi tu mano intentando agarrar la mía, te vi llorando,
suplicándome que me despertase, aunque te pude escuchar, de mi boca no pudo
salir una sola palabra.
No sé cuánto tiempo
ha pasado.
Ahora, despierto en
un lugar frio, hay unos tubos que me ahogan, siento mi cuerpo lleno de agujas y
unos pequeños artilugios conectados a un sin fín de máquinas.
Aun no logro
recordar que pasó, solo recuerdo tus labios pegados a los míos, fundidos en un
abrazo mientras me dices te espero en una hora,
¿qué paso? ¡no lo sé!
Tan solo recuerdo
una fina lluvia y unas ansias tremendas de volverte a ver.
Oigo un pitido,
cada vez es más fuerte, de repente van llegando un montón de personas que están
ajustando todo lo que hay conectado a mi cuerpo.
Hay un señor con
una bata blanca, el tubo que llevo metido hasta lo más profundo de mi garganta
me impide hacer preguntas, pero de pronto sus palabras me tranquilizan. el
hombre con una sonrisa le dice a una muchacha,
-
Llame
usted a la familia dígales que ya despertó.
De repente me dice -
respire profundamente por la boca, - le hago caso y de un tirón suave pero
firme, saca el tubo de mi garganta,
siento nauseas pero el doctor me dice tranquilo es normal, ya está usted fuera
de peligro.
El doctor con
cariño me pregunta, ¿recuerda porque está aquí?
-
¡No! respondí.
-
Solo
recuerdo que iba en mi coche y llovía.
-
Tuvo
usted un accidente que lo dejo en coma.
-
¡Pero!
¿iba solo?
-
¡Sí!
dijo el médico.
-
Dios
mío he quedado con mi novia, me estará ¡esperando!
-
Tranquilo
su familia llegara en unos momentos.
-
¿Y
mi novia?
-
No
se preocupe por nada.
-
¿Recuerda
en que día estamos?
-
¡Claro!
ayer fue mi cumpleaños, si ayer fue 24 de noviembre, hoy debe de ser 25
-
¿De
qué año? me pregunto, esto es ridículo ¿cómo que de qué año? del 2010 por
supuesto.
-
Señor,
estamos en el 2021, han pasado 11 años.
-
¿Qué?
Me sentí morir, un
montón de malas ideas pasaron por mi mente, quiere usted decir ¿que he pasado
11 años aquí dormido?
En mi mente se
agolparon cientos de pensamientos, 11 años es mucho seguramente mi novia no
habrá esperado,
-
¿Mi
familia? ¿están bien?
-
La
respuesta la tiene usted aquí, mire hacia la puerta mire,
vi a mi madre,
estaba más viejita pero igual de guapa como siempre, se acercó y llorando me
abrazo y me cubrió de besos agradeciendo a Dios
-
¿Y papa? pregunte.
-
Ahí
lo tienes.
Mire hacia la
puerta y allí estaba mi padre, él no había cambiado mucho, una pandilla de
muchachos y niños estaban junto a él, eran mis sobrinos, ni siquiera sabía que
tenía sobrinos y menos tantos, mis dos hermanos estaban de viaje y mi hermana
llegaría en unos minutos dijo mi padre mientras me llenaba de abrazos y besos.
-
Tus
dos hermanos están en México, pero ya han arreglado sus billetes, mañana
estarán aquí.
Miré a mi madre con
cara de miedo, quise preguntarle por mi Lucia, ella levanto un dedo tapo mi
boca, presentí lo peor, seguramente me abra olvidado, se habrá casado, solo
espero que sea feliz le dije, fue lo único que pude decir cuando vi que mi
madre se apartaba, con miedo mire hacia la puerta y vi una muchachita hermosa
no entendía, se parecía a mi novia pero con muchos años menos, pensé ¿otra
sobrina?
pero sus palabras
taladraron mi cerebro.
-
¡Papa!
dijo.
-
¿Papa?
Dios mío la cama
comenzó a dar vueltas, ¿o era yo? o aquellos ojos eran los de mi amor,
su sonrisa, ¡todo! quise sonreírle pero solo conseguí echarme a
llorar como un niño, la abrace le bese, quería fundirme con ella, mi hija, dios
mío mi hija la felicidad me embargaba en aquel momento quise que el tiempo se
detuviese, ¡tengo! una hija, Dios mío gracias.
Mi alma estaba
repleta de alegría y más cuando vi a Lucia entrar por la puerta el amor de mi
vida estaba igualita, el mismo corte de pelo su mirada brillante los ojos
vidriosos, note que había llorado, es de alegría me dijo.
Con ternura acerco
su cara a la mía y con sus carnosos labios me dio un beso, un beso que bien
podría haber fundido los fusibles de todo el hospital.
Llevaba a régimen
11 años, era lógico ¿no creen?
Quede maravillado,
-
¡Has
vuelto! me dijo con ternura.
-
¿Me
esperaste? pregunte con miedo.
-
¿Cómo
no iba a hacerlo? hubiese preferido morir si te llega a pasar algo pero te
prometí que te esperaría y cómo ves Dios nos regaló a nuestra hija para hacer
más llevaderos estos 11 años.
En ese momento
comencé a recordar todo, el andén donde nos conocimos, el amor que sentía por Lucia,
el día que la deje en el portal de su casa para que se pudiese arreglar,
mientras yo iba a tomar una ducha y cambiarme, recordé la lluvia, aquella
maldita curva el frenazo y el golpe, luego, su mano tratando de coger la mía en
el pasillo del hospital, recordé aquellas palabras te esperare, te lo juro,
vuelve pronto.
Han pasado 11 años
pero nuestro amor es para toda la vida.
-
Te
amo le dije.
-
Te
amo me respondió.
-
He
vuelto a nacer.
Gracias Dios mío,
por amarme tanto.
Por: Vicente Jose Devesa Llobell. 2013.