viernes, 31 de enero de 2014

AL FIN DESPERTÉ




Hoy, por primera vez después de solo Dios sabe cuánto tiempo he abierto los ojos,
he podido sentir de nuevo que la vida sigue fluyendo, que aún me queda sangre en las venas,
al fin despierto de este profundo sueño.
Mis recuerdos son vagos, solo recuerdo que mis ojos se cerraron cuando era trasportado por un largo pasillo, vi tu mano intentando agarrar la mía, te vi llorando, suplicándome que me despertase, aunque te pude escuchar, de mi boca no pudo salir una sola palabra.
No sé cuánto tiempo ha pasado.
Ahora, despierto en un lugar frio, hay unos tubos que me ahogan, siento mi cuerpo lleno de agujas y unos pequeños artilugios conectados a un sin fín de máquinas.
Aun no logro recordar que pasó, solo recuerdo tus labios pegados a los míos, fundidos en un abrazo mientras me dices te espero en una hora,
¿qué  paso? ¡no lo sé!
Tan solo recuerdo una fina lluvia y unas ansias tremendas de volverte a ver.
Oigo un pitido, cada vez es más fuerte, de repente van llegando un montón de personas que están ajustando todo lo que hay conectado a mi cuerpo.
Hay un señor con una bata blanca, el tubo que llevo metido hasta lo más profundo de mi garganta me impide hacer preguntas, pero de pronto sus palabras me tranquilizan. el hombre con una sonrisa le dice a una muchacha,
-          Llame usted a la familia dígales que ya despertó.
De repente me dice - respire profundamente por la boca, - le hago caso y de un tirón suave pero firme,  saca el tubo de mi garganta, siento nauseas pero el doctor me dice tranquilo es normal, ya está usted fuera de peligro.
El doctor con cariño me pregunta, ¿recuerda porque está aquí?
-          ¡No!  respondí.
-          Solo recuerdo que iba en mi coche y llovía.
-          Tuvo usted un accidente que lo dejo en coma.
-          ¡Pero! ¿iba solo?
-          ¡Sí! dijo el médico.
-          Dios mío he quedado con mi novia, me estará ¡esperando!
-          Tranquilo su familia llegara en unos momentos.
-          ¿Y mi novia?
-          No se preocupe por nada.
-          ¿Recuerda en que día estamos?
-          ¡Claro! ayer fue mi cumpleaños, si ayer fue 24 de noviembre, hoy debe de ser 25
-          ¿De qué año? me pregunto, esto es ridículo ¿cómo que de qué año? del 2010 por supuesto.
-          Señor, estamos en el 2021, han pasado 11 años.
-          ¿Qué?

Me sentí morir, un montón de malas ideas pasaron por mi mente, quiere usted decir ¿que he pasado 11 años aquí dormido?
En mi mente se agolparon cientos de pensamientos, 11 años es mucho seguramente mi novia no habrá esperado,
-          ¿Mi familia? ¿están bien?
-          La respuesta la tiene usted aquí, mire hacia la puerta mire,
vi a mi madre, estaba más viejita pero igual de guapa como siempre, se acercó y llorando me abrazo y me cubrió de besos agradeciendo a Dios
-           ¿Y papa? pregunte.
-          Ahí lo tienes.
Mire hacia la puerta y allí estaba mi padre, él no había cambiado mucho, una pandilla de muchachos y niños estaban junto a él, eran mis sobrinos, ni siquiera sabía que tenía sobrinos y menos tantos, mis dos hermanos estaban de viaje y mi hermana llegaría en unos minutos dijo mi padre mientras me llenaba de abrazos y besos.
-          Tus dos hermanos están en México, pero ya han arreglado sus billetes, mañana estarán aquí.
Miré a mi madre con cara de miedo, quise preguntarle por mi Lucia, ella levanto un dedo tapo mi boca, presentí lo peor, seguramente me abra olvidado, se habrá casado, solo espero que sea feliz le dije, fue lo único que pude decir cuando vi que mi madre se apartaba, con miedo mire hacia la puerta y vi una muchachita hermosa no entendía, se parecía a mi novia pero con muchos años menos, pensé ¿otra sobrina?
pero sus palabras taladraron mi cerebro.
-          ¡Papa! dijo.
-          ¿Papa?
Dios mío la cama comenzó a dar vueltas, ¿o era yo? o aquellos ojos eran los de mi amor,
su sonrisa, ¡todo!  quise sonreírle pero solo conseguí echarme a llorar como un niño, la abrace le bese, quería fundirme con ella, mi hija, dios mío mi hija la felicidad me embargaba en aquel momento quise que el tiempo se detuviese, ¡tengo! una hija, Dios mío gracias.
Mi alma estaba repleta de alegría y más cuando vi a Lucia entrar por la puerta el amor de mi vida estaba igualita, el mismo corte de pelo su mirada brillante los ojos vidriosos, note que había llorado, es de alegría me dijo.
Con ternura acerco su cara a la mía y con sus carnosos labios me dio un beso, un beso que bien podría haber fundido los fusibles de todo el hospital.
Llevaba a régimen 11 años, era lógico ¿no creen?
Quede maravillado,

-          ¡Has vuelto! me dijo con ternura.
-          ¿Me esperaste? pregunte con miedo.
-          ¿Cómo no iba a hacerlo? hubiese preferido morir si te llega a pasar algo pero te prometí que te esperaría y cómo ves Dios nos regaló a nuestra hija para hacer más llevaderos estos 11 años.
En ese momento comencé a recordar todo, el andén donde nos conocimos, el amor que sentía por Lucia, el día que la deje en el portal de su casa para que se pudiese arreglar, mientras yo iba a tomar una ducha y cambiarme, recordé la lluvia, aquella maldita curva el frenazo y el golpe, luego, su mano tratando de coger la mía en el pasillo del hospital, recordé aquellas palabras te esperare, te lo juro, vuelve pronto.
Han pasado 11 años pero nuestro amor es para toda la vida.
-          Te amo le dije.
-          Te amo me respondió.
-          He vuelto a nacer.
Gracias Dios mío, por amarme tanto.
Por: Vicente Jose Devesa Llobell. 2013.